Con diversos actos y desbordante entusiasmo, América Latina celebró el Primero de Mayo, Día Internacional de los Trabajadores.
La profunda crisis que en todos los órdenes sacude a América Latina incita a la organización y movilización de las grandes masas, en especial a las de los trabajadores, que se resisten a morir en silencio.
Las guerras y amenazas de guerras extendidas por todas partes, y de las cuales Latinoamérica no escapa; la galopante inflación en los artículos de consumo masivo; la deficiencia de los servicios públicos, como la educación, la salud, el transporte…; la destrucción del medio ambiente, el arrebatamiento de grandes conquistas laborales logradas con grandes luchas, los despidos de millares de trabajadores públicos y privados, como resultado de la aplicación de la política económica neoliberal, impuesta a sangre y fuego por el imperialismo estadounidense y las grandes instituciones financieras y oligopolios, lanzan a los trabajadores y sectores vulnerables a una realidad cada vez más deprimente.
Cada día se incrementan la pobreza (más del 30%) y la extrema pobreza (más del 15%), haciéndose mucho más abismal la brecha que separa a quienes lo tienen todo de quienes apenas cuentan con sus fuerzas de trabajo. La injusta distribución de la riqueza (creada con sudor de pueblo) se convierte en un cáncer social, cuya metástasis más relumbrante, la delincuencia, siembra inseguridad e incertidumbres en todas las esferas de la sociedad.
Ante este horrible cuadro de miseria humana y medioambiental, al cual se le adiciona el estado represivo y limitación de la libertad de expresión, a los trabajadores latinoamericanos, en particular a la clase obrera, no les queda otro camino que no sea el de la lucha tenaz hasta revertir el actual estado de cosas.
Las movilizaciones, desfiles, marchas, concentraciones y otros acontecimientos cargados todos de euforia revolucionaria, realizados por los trabajadores el pasado primero de mayo, desafiando en algunos casos la represión policial, pone de manifiesto su resuelta decisión de asumir su rol de vanguardia en la lucha antiimperialista, antifascista, contra la agresión ecológica y por la revolución proletaria.
En Perú, el Partido Socialista Revolucionario, el Bloque Popular Democrático e ICOR América protagonizaron una concurrida marcha de trabajadores la cual, a pesar de ser interceptada por los cuerpos represivos, mantuvo de principio a fin el entusiasmo de los concurrentes, quienes recorrieron las principales calles de Lima, su capital.
De igual manera, resultaron entusiastas las manifestaciones de millares de obreros en Bogotá y Medellín, Colombia, organizada por el Partido Comunista Maoísta, miembro de ICOR América.
Actos similares se desarrollaron en toda la región del continente americano.
¡Viva el Primero de Mayo!
¡Viva la clase obrera!
¡Viva la revolución proletaria!